
La noticia ha recorrido el mundo LGTBIQ+ como un latigazo silencioso: Andrew Christian, la marca de ropa interior masculina que marcó un antes y un después en la representación del cuerpo queer, ha anunciado su cierre definitivo tras más de 25 años de trayectoria.
Pero en Mr. Gay España, esta despedida tiene una carga especial. Porque Andrew Christian no fue solo una marca que acompañamos de lejos. Fue un aliado, un compañero de viaje, un símbolo de visibilidad que caminó con nosotros en algunos de los momentos más importantes de nuestra historia.
Una relación construida sobre orgullo, visibilidad y confianza
Durante más de una década, Andrew Christian ha estado presente en nuestras galas, desfiles, shootings, campañas, vídeos y acciones promocionales. Sus diseños han vestido a decenas de finalistas en la pasarela más diversa de España, y han sido parte de ese instante en el que un Mister se planta en el escenario, se muestra sin miedo y dice: “Este soy yo”.
Desde los primeros años de expansión del certamen, contar con Andrew Christian no solo era una cuestión de estilo: era una declaración de principios. Su ropa hablaba el mismo idioma que nosotros: el de la libertad de ser, de mostrarse y de celebrarse sin filtros.
Cuando la ropa interior se convirtió en armadura (y en altavoz)
Andrew Christian transformó la ropa interior masculina en un espacio de poder. Lo que antes era invisible se convirtió en protagonista.
Y lo hizo desde una óptica LGTBIQ+, orgullosa, sexual y sensible a la vez.
En Mr. Gay España, entendimos enseguida que esa forma de comunicar conectaba con nuestro propósito: dar visibilidad a hombres gais, bisexuales y queer con historias, trayectorias y cuerpos diversos. Su ropa no solo era estética. Era narrativa. Era identidad.
Jurado, patrocinador y cómplice
En varias ediciones, Andrew Christian no solo vistió a nuestros finalistas. También formó parte del jurado oficial, aportando una visión fresca y global sobre imagen, proyección, autenticidad y discurso.
Y en muchas otras ocasiones, patrocinó activamente el certamen, apostando por nuestros Misters y por una forma de representar la masculinidad lejos de los moldes tradicionales.
Quienes estuvieron detrás de la marca, su equipo creativo, sus estilistas, sus community managers, construyeron puentes con España desde California con profesionalidad, cercanía y un cariño real por lo que representamos.
El fin de una era… y el legado que permanece
En palabras de su fundador, Andrew Christian, el cierre se debe a una decisión personal, meditada, tras más de 25 años diseñando con pasión para una comunidad que muchas veces ha sido marginada por la industria de la moda.
“Empecé la marca porque no veía ropa interior hecha para nosotros”, escribió. “Hoy me despido con gratitud y con el deseo de que nuevas generaciones tomen el relevo”.
Y así será.
Porque su paso por Mr. Gay España no se mide en colecciones ni en ventas, sino en impacto: en los miles de personas que descubrieron la marca a través de nuestras redes, en los chicos que la vistieron por primera vez al llegar al certamen, en los que entendieron que mostrarse no es un acto de ego… sino de orgullo.