Netflix está a punto de soltar una bomba (y no precisamente de humo lacrimógeno). El 9 de octubre se estrena en España Boots, la serie que viene a poner botas, barro y corazones rotos sobre la mesa. Una comedia dramática que viaja a los años 90, justo cuando ser gay en el ejército estadounidense no solo era tabú: era ilegal. Sí, ilegal, como si amar viniera con pena de arresto.

La historia nos lanza de cabeza a los campos de entrenamiento de los Marines de los Estados Unidos, donde Cameron Cope (interpretado por el siempre carismático Miles Heizer, conocido por 13 Reasons Why) decide alistarse con su mejor amigo Ray (el actor Liam Oh). Y claro, aquí empieza el drama: porque entre flexiones, gritos de sargento y duchas colectivas, Cameron tendrá que sobrevivir al peso de ser diferente en un sistema diseñado para aplastarlo.

Lo mejor es que esta historia no sale de un guionista con ganas de provocar, sino que está basada en las memorias The Pink Marine de Greg Cope White, que vivió en su propia piel lo que significa ser un joven gay en pleno ejército en una época en la que el lema era “Don’t Ask, Don’t Tell” (no preguntes, no digas). Vamos, la hipocresía institucional llevada al extremo: podías dar tu vida por tu país, pero no podías decir a quién amabas.

Imagen Netflix
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El casting: pura dinamita

Además de Heizer, el elenco es una joya. Vera Farmiga, sí, la misma que nos hizo temblar en The Conjuring, se pone en la piel de la madre de Cameron, un torbellino emocional que promete dar guerra dentro y fuera de la pantalla. Max Parker interpreta al sargento Sullivan, un hombre duro, disciplinado… y con sus propios secretos que añadirán gasolina al fuego. Todo apunta a que no solo veremos a Cameron peleando con su identidad, sino a un sistema entero reflejado en personajes que también tienen mochilas que cargar.

Imagen Netflix
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El humor como arma de supervivencia

Lo que hace diferente a Boots es que no es solo un drama lacrimógeno. Aquí el humor se cuela entre los músculos tensos y los reglamentos militares. Porque la vida, incluso en las peores condiciones, se resiste a dejar de ser cómica. Hay diálogos afilados, situaciones absurdas (¿quién no ha fantaseado con un batallón de marines haciendo más coreografías que maniobras?) y momentos de ternura que rompen la dureza del escenario.

La serie viene a recordarnos que reírse en medio del dolor es un acto de resistencia. Y ojo, que no hablamos de risitas fáciles: hablamos de esa carcajada incómoda que te atraviesa justo cuando el sargento grita más fuerte, cuando el cuerpo duele, pero el corazón late con ganas de gritar quién eres.

Un espejo queer en uniforme

Que una producción así llegue a Netflix no es casualidad. La plataforma sigue apostando por narrativas queer que sacuden al espectador, y Boots es una bofetada directa a la invisibilidad. Los 90 fueron una década de contradicciones: el auge del pop, las boy bands, los vaqueros imposibles de los Backstreet Boys… y al mismo tiempo un sistema militar que castigaba a quienes se salían de la norma heterosexual.

Ver en pantalla a un adolescente gay tratando de sobrevivir en ese contexto es un recordatorio de lo que muchos tuvieron que vivir en silencio. Pero también es un guiño a toda una generación que luchó contra un sistema que les negó derechos básicos.

¿Por qué la vamos a ver en Mr Gay España?

Porque aquí nos flipan las historias que combinan sudor, uniformes apretados y mucha verdad. Boots no es solo una serie para pasar el rato: es un grito queer con botas militares. Es la prueba de que las historias LGTBIQ+ no tienen por qué limitarse a los clubs nocturnos o al romance adolescente. También hay mucho que contar en los terrenos donde menos te lo esperas: un cuartel, un campo de entrenamiento, una orden de silencio.

Y sí, nos gusta porque detrás de los abdominales y las escenas de entrenamiento, hay un mensaje poderoso: la diversidad no se entrena, se vive.

La cita es el 9 de octubre

Prepárate para maratón, porque Netflix España liberará la serie completa desde el primer día. Así que ya sabes: uniforme opcional, palomitas obligatorias.