
El Pride Positivo 2025 de CESIDA llega este año bajo el lema “Vidas conectadas. Cada parada, una historia.”, una campaña nacional que convierte el metro de Madrid en un espacio de visibilidad, diversidad y conexión.
Cada parada representa una historia real, un testimonio de vida que rompe el silencio y viaja con miles de personas cada día.
Seis protagonistas —personas que viven con VIH— prestan su rostro y su voz para demostrar que la visibilidad es la vía más directa hacia la libertad y la igualdad.
Entre ellos, Jesús Casrballo, Mr. Gay Canarias 2023, quien vuelve a dar la cara con valentía, autenticidad y un mensaje claro: el orgullo también se encuentra en el trayecto, en cada mirada y en cada paso hacia una sociedad sin miedo ni prejuicios.
Desde hoy, su imagen ilumina las calles y estaciones de metro de Madrid como parte del Pride Positivo 2025 de CESIDA. Allí aparece Jesús Carballo, con su inconfundible porte y una frase que lo dice todo:
“Contarlo y vestirme como quiero, así se ve mi libertad.”
El que fuera Mr. Gay Canarias 2023 vuelve a visibilizarse sin miedo, esta vez para dar voz a las más de 150.000 personas que viven con VIH en España. Su historia, su cuerpo y su autenticidad se convierten en bandera de orgullo, salud y libertad y hemos querido entrevistarlo.
ENTREVISTA
Jesús, fuiste Mr. Gay Canarias 2023 y te visibilizaste ante más de 20.000 personas en la gran final de Mr. Gay España. ¿Qué recuerdas de aquel momento y qué significó para ti?
Recuerdo ese momento con una mezcla de emoción, orgullo y mucha gratitud. Estar allí, representando a Canarias ante más de 20.000 personas, fue algo que jamás imaginé vivir. No solo por la magnitud del evento, sino por lo que significaba y a por lo que realmente iba: visibilizarme tal como soy, sin miedo, y con la esperanza de inspirar a otros. Y no hablo solo de mi orientación sexual, sino también de mi diagnóstico de VIH.
Dar ese paso en un escenario tan grande fue una forma de romper con el estigma, de decirle al mundo que vivir con VIH no te hace menos válido ni menos capaz de cumplir tus sueños. Ser Mr. Gay Canarias 2023 fue un honor enorme, pero lo más importante para mí fue poder dar voz a quienes aún no se atreven a dar el paso y demostrar que la autenticidad —incluso en lo que a veces más nos duele— tiene un poder transformador.
Ahora das un paso más convirtiéndote en la imagen del Pride Positivo 2025. ¿Cómo recibiste la noticia y qué representa para ti ser la cara visible de esta edición?
La propuesta me llegó en julio, a través de un mensaje de WhatsApp de Oliver, secretario general de CESIDA y activista VIH+. Me contó la idea del Pride Positivo 2025: visibilizar historias reales de personas con VIH a través de una campaña fotográfica que estaría en varias paradas de metro. Cuando me preguntó si me apetecía ser una de esas seis personas, no lo dudé ni un segundo.
Para mí fue un honor enorme que pensaran en mí para algo tan significativo. Ser parte de la imagen de esta edición representa un paso más en mi compromiso con la visibilidad y la lucha contra el estigma. Es una forma de ponerle rostro a una realidad que aún hoy sigue marcada por el silencio y el prejuicio. Estoy orgulloso de poder decir: aquí estoy, con VIH, visible y viviendo con dignidad.
¿En qué ha cambiado tu vida desde tu participación en el certamen hasta hoy?
Desde mi participación en el certamen hasta hoy, mi vida ha cambiado sobre todo en un aspecto fundamental: me siento libre. Haber contado públicamente que vivo con VIH fue un proceso de liberación personal enorme. Durante mucho tiempo lo viví en silencio, con miedo al rechazo y vergüenza, pero al dar el paso me quité un peso de encima.
Hoy hablo del tema con total naturalidad, sin miedo ni tabúes, y eso ha transformado por completo la forma en la que me relaciono conmigo mismo y con los demás. Me siento más auténtico, más fuerte y con una misión clara: ayudar a romper el estigma y demostrar que vivir con VIH no te define, no te limita y, sobre todo, no te quita el derecho a vivir plenamente.

¿Crees que aquel momento de visibilidad fue un punto de inflexión para ti y para quienes te seguían?
Sin duda. Aquel momento de visibilidad fue un punto de inflexión, no solo para mí, sino también para muchas personas que me seguían. Para mí significó dejar atrás el miedo y la vergüenza, y empezar a vivir con total libertad y coherencia con quien soy. Fue como abrir una puerta que llevaba mucho tiempo cerrada.
Lo más bonito fue recibir mensajes de personas que se sintieron reflejadas, acompañadas o simplemente agradecidas por haber hablado en voz alta sobre el VIH. Muchas me dijeron que les ayudó a dar el paso de contarlo, de informarse o incluso de dejar de tenerle miedo. Ese impacto fue lo que me confirmó que había hecho lo correcto. A veces, cuando tú te liberas, sin darte cuenta estás ayudando a que otros también empiecen a sanar.
¿Cómo entiendes la relación entre visibilidad, salud y orgullo dentro del contexto del Pride Positivo?
Para mí, la visibilidad, la salud y el orgullo están profundamente conectados, especialmente dentro del contexto del Pride Positivo. La visibilidad es el primer paso para romper el estigma, y cuando hablamos abiertamente de realidades como vivir con VIH, estamos contribuyendo no solo a cambiar miradas, sino también a mejorar nuestra salud mental y emocional.
El silencio y la vergüenza son muy dañinos, y sacarlos de la ecuación es un acto de autocuidado. Desde ahí nace el orgullo: no como algo superficial, sino como una afirmación de dignidad, de resistencia y de amor propio. Sentirme orgulloso de quién soy, con todo lo que eso implica, es lo que me permite vivir con salud —en todas sus formas— y alzar la voz para que otras personas también puedan hacerlo.
El Pride Positivo pone el foco en la lucha contra el estigma. ¿Qué opinas que aún falta por hacer en la sociedad para erradicarlo definitivamente?
Creo que todavía queda mucho por hacer para erradicar definitivamente el estigma en torno al VIH. Aunque hemos avanzado, el desconocimiento sigue siendo enorme. Muchas personas aún asocian el VIH con ideas antiguas, con miedo e incluso con culpa.
Falta educación real, actualizada y accesible desde edades tempranas, y no solo en espacios médicos, sino también en los medios, en las escuelas y en nuestras conversaciones cotidianas. También es fundamental que haya más referentes visibles, personas que hablen abiertamente sin ser juzgadas, porque vernos y escucharnos rompe prejuicios.
Y, sobre todo, hace falta empatía. Entender que el VIH no define a nadie, que no es un castigo ni una barrera para tener una vida plena. El estigma solo se vence cuando dejamos de señalar y empezamos a entender.
Tú eres un ejemplo de dar la cara sin miedo. ¿Qué mensaje lanzarías a quienes todavía sienten inseguridad para mostrarse tal y como son?
Mi mensaje para quienes aún sienten inseguridad es, ante todo, que no se presionen. Cada proceso es personal y cada paso hacia la visibilidad debe darse cuando una persona se sienta preparada, no antes.
Pero también quiero decirles que vivir ocultándose cansa, pesa y te apaga por dentro. Yo lo viví. Dar la cara, contar mi historia y mostrarme tal y como soy ha sido una de las decisiones más liberadoras de mi vida. No fue fácil, pero fue profundamente sanador. Mostrarte no es solo un acto de valentía, también es un acto de amor hacia ti mismo.
No están solos, y aunque el miedo esté presente, al otro lado hay libertad, hay verdad y hay comunidad.
¿Qué papel juegan la juventud y las nuevas generaciones en este camino hacia una sociedad más libre de prejuicios?
La juventud y las nuevas generaciones tienen un papel fundamental en la construcción de una sociedad más libre de prejuicios. Vienen con una mentalidad mucho más abierta, con menos miedo a cuestionar lo que está mal y con una necesidad real de vivir en coherencia con quienes son. Eso es poderoso.
Pero también necesitan referentes, espacios seguros y acceso a información veraz. Creo que tienen en sus manos la capacidad de romper definitivamente con estigmas que han durado demasiado tiempo, como el que aún existe en torno al VIH. Y lo están haciendo: hablando claro, visibilizando, exigiendo derechos y no conformándose.
Mi esperanza está puesta en ellas, porque cada paso que dan con orgullo y sin prejuicios es una puerta que abren para las generaciones que vienen detrás.
Has vivido de cerca tanto la experiencia de Mr. Gay España como ahora la del Pride Positivo. ¿Qué une a estas dos plataformas y qué valores crees que comparten?
Tanto Mr. Gay España como el Pride Positivo son plataformas poderosas que, aunque diferentes en formato, comparten un mismo propósito: visibilizar y empoderar a la comunidad LGTBI+ y, en particular, a las personas que vivimos con VIH.
Lo que une a ambas es la valentía de dar la cara, de contar historias reales desde la autenticidad y el orgullo. Son espacios donde se lucha contra el estigma, se promueve la inclusión y se celebra la diversidad en todas sus formas.
Además, ambas plataformas ponen en el centro la importancia de la visibilidad como herramienta para el cambio social, porque solo mostrando nuestras realidades podemos derribar prejuicios y construir una sociedad más justa y respetuosa.
Si tuvieras que resumir en una frase lo que significa para ti este año como imagen del Pride Positivo, ¿cuál sería?
Significa para mí ser voz y reflejo de una comunidad que lucha con orgullo, visibilidad y sin miedo, demostrando que vivir con VIH es sinónimo de vida plena y digna.
Hoy, la historia de Jesús brilla entre andenes, paredes y miradas. Su voz —firme, visible y libre— nos recuerda que el orgullo no solo se celebra en las calles, también se vive en cada paso que damos hacia la verdad. Porque cuando alguien se atreve a mostrarse tal y como es, la libertad deja de ser un sueño y se convierte en inspiración.
Gracias por tanto Jesús. 😉