A ver, una cosa es el salseo de reality, el “ay madre lo que ha dicho” y el directo con palomitas. Y otra, cruzar la línea roja con botas de seguridad. La casa de los gemelos 2 (Zona Gemelos, en YouTube) ha pasado del “show” al bochorno en cuestión de minutos. José Labrador ha sido expulsado tras una escena con Cherilyn Divine, concursante drag recién llegada a la convivencia.

Según lo que se vio en el directo, el ambiente ya venía calentito desde que Cherilyn entró en la casa. Ella misma señaló comentarios y actitudes que calificó de homófobas y racistas, además de denunciar comportamientos bastante… España cañí pero de la peor manera. Y entonces llegó la cena del domingo, el clásico momento “aquí va a pasar algo”, y pasó. Discusión, tensión, comida por el aire y un forcejeo que terminó con Labrador quitándole la peluca a Cherilyn mientras el resto trataba de separarlos.

Tras el primer cruce en la cena, la situación escaló en segundos: cuando Labrador le lanzó comida, Cherilyn Divine reaccionó al momento con un “¿qué haces?”, y ya en pleno forcejeo, al ver que él se levantaba e intentaba arrancarle la peluca, gritó con contundencia “¡no se puede tocar!”, mientras el resto de concursantes intervenía para separarles.

Y aquí se acabó el reality y empezó lo serio.

Los gemelos, Carlos y Daniel Ramos, entraron para cortar por lo sano y comunicar lo único que tenía sentido comunicar, la expulsión inmediata. Sin “vamos a hablarlo”, sin “pide perdón a cámara”, sin teatrillo. Lo describieron como “imágenes lamentables” y soltaron la frase que debería estar en neón en cualquier plató con gente conviviendo; si hay actitudes machistas, racistas u homófobas… puerta.

Lo interesante (y lo mínimo exigible) es que esta segunda edición venía presumiendo de ser “más profesional”, más controlada, más producida, más “esta vez sí”. Pues mira, esto es justamente lo que se entiende por profesionalizar. No es poner más cámaras. Es saber cuándo el contenido deja de ser contenido y pasa a ser violencia y humillación.

Porque sí, corazón, intentar arrancarle la peluca a una drag no es “una broma”. Es un gesto con intención clarísima, ridiculizarla delante de todo el mundo. Y ahí no hay fandom que valga, ni clip viral que lo arregle, ni “es que se calentó”. Se llama límite.

Así que, por una vez, el titular no es “menuda bronca” ni “se lía en la casa”, es tolerancia cero. Y que sirva de aviso para navegantes, en 2025, el show puede ser intenso… pero la dignidad no se negocia.