
La reciente detención por “blasfemia” de la activista Ibtissam Lachgar vuelve a dejar al descubierto la dura realidad que vive la comunidad LGTBIQ+ en Marruecos, donde las relaciones entre personas del mismo sexo siguen castigadas con hasta tres años de prisión bajo el artículo 489 del Código Penal.
Mientras el país intenta proyectar hacia el exterior una imagen de apertura y modernidad para atraer turismo —incluso vendiéndose como un destino “LGTBIQ+ friendly”—, la población local sigue atrapada en un clima de miedo, violencia y represión institucional.
Según datos de organizaciones como Akaliyat, el 96 % del colectivo LGTBIQ+ en Marruecos asegura no poder ejercer plenamente sus derechos civiles, y más del 70 % afirma haber sufrido violencia física o psicológica. A ello se suma un preocupante rechazo social: casi el 80 % de la población marroquí considera la homosexualidad una desviación.
La detención de Lachgar —acusada tras publicar en redes sociales un mensaje crítico con el islam— ha desatado una oleada de odio en internet, con llamamientos incluso a su ejecución. Este episodio refleja cómo la criminalización legal alimenta y legitima el discurso social de odio, colocando a miles de personas en una situación de vulnerabilidad extrema.
Desde Mr. Gay España denunciamos que no puede hablarse de modernidad ni de derechos humanos mientras un país persiga a las personas por su orientación sexual o identidad de género. Marruecos construye una narrativa de tolerancia pensada para los turistas, pero de espaldas a la realidad que vive su propio pueblo LGTBIQ+.
Reafirmamos nuestro compromiso con la visibilidad, la denuncia internacional y la defensa de los derechos humanos en cualquier lugar del mundo. Lo que ocurre en Marruecos no puede quedar en silencio.