¿Estamos ante el fin del “qué buscas” o simplemente ante el principio del apocalipsis gay digital?

Queridas, se acabó eso de tirarte veinte minutos pensando cómo romper el hielo con un “guapo”. Grindr ha activado su nueva herramienta de inteligencia artificial: gAI (sí, se pronuncia “gay”), y promete revolucionar la forma en la que mariconeamos por internet.

Lo que empezó como una app para localizar torsos a menos de 300 metros, ahora quiere ser tu coach emocional, tu Celestina digital, y tu Siri en tacones. Con gAI, Grindr se pone las pilas —literalmente— y te suelta una IA que te redacta los mensajes, te recomienda perfiles y hasta te aconseja cómo no cagarla en tus citas. Vamos, que si sigue así, va a acabar ligando por ti… y tilin tilin también.

¿Qué puede hacer gAI por ti (además de dejarte sin dignidad)?

Te sugiere frases ingeniosas para no volver a escribir “qué tal va tu finde?” como si fueras un community manager del 2014. Te recomienda maromos que encajen contigo según tus gustos, tus stats y tus ansias. Traduce conversaciones si te vas de tour por Berlín, Milán o un hotel en Torremolinos donde hay más acentos que toallas.

¿El problemita? Que igual estás más cachondo por el bot que por el chico.

Porque claro, es fácil dejarse seducir por un algoritmo que te lo da todo hecho. Pero, ¿y el arte del tonteo? ¿La tensión sexual no resuelta? ¿El bloqueo emocional que tanto nos pone? gAI no sabe de eso. gAI no suda. gAI no te dice “yo normalmente no hago esto” después de pintaros las uñas en la primera cita.

Y ojo, que no estamos aquí para darle caña gratuita a Grindr, al contrario: si alguien sabe evolucionar con los tiempos, son ellos. Desde aquel mapa de torsos sin cabeza hasta esta IA con cerebro y sentido del humor, la app ha sabido ser parte de nuestras vidas, nuestras historias… y nuestras anécdotas de domingo.

gAI no viene a sustituir la magia, sino a darnos herramientas para hacerla brillar. Y si nos ahorra un par de conversaciones eternas con gente que solo responde “aja” o “foto?”, bienvenida sea. A veces un empujoncito tecnológico es justo lo que necesitamos para lanzarnos al ligue con gracia, flow y un poco menos de ansiedad social.

Al final, el mundo cambia, y nosotrxs con él. Lo importante es que sigamos ligando con orgullo, risa y libertad, ya sea con ayuda de una IA o del camarero del local de moda.

Y a ti, gAI, si estás leyendo esto: gracias por echarnos una manita. Pero no te emociones, que el polvo lo echamos nosotrxs.

¿Estamos ligando o estamos jugando a los Sims?

El ligue es contacto, es nervio, es improvisación. Y no hay IA que te enseñe a leer miradas o a detectar si ese “activo versátil” es más falso que la edad en su perfil.

Aunque eso sí, bienvenida sea la ayuda. Pero cuidado con convertirte en una gay tan automatizada que acabes enviando corazones por defecto y besos programados. Lo único artificial que nos gusta es el color del pelo… y a veces ni eso.

¿Y tú, dejarías que una IA te buscara novio? ¿O prefieres seguir cagándola tú solo, como toda la vida?

Sea como sea, lo importante es una cosa: que no se te olvide vivir el mariconeo con orgullo, con humor, y con poca ropa si hace calor. Lo demás… que lo resuelva la gAI esa.