
Hay políticos que hablan de cambio.
Y luego está Carl Cashman, el concejal de Liverpool que es el cambio: joven, guapo, liberal y con una sonrisa que te aprueba una moción y te derrite en el mismo gesto.
Sí, queridas, no es un actor de Netflix ni el modelo de un perfume caro: es concejal de verdad, líder de los Liberal Demócratas en Liverpool, y lleva el traje mejor que muchos influencers llevan un filtro de TikTok.
Carl estudió Filosofía y Política (por supuesto que sí, la fantasía del intelectual sexy que te explica Rousseau mientras te desabrocha la democracia).
Porque no todo en la vida es votar y pagar impuestos, Carl también ha sabido regalarle al mundo fotos sin camiseta que han hecho que los británicos se olviden del Brexit por un rato.
Las redes lo tienen clarísimo: “We’d vote for him twice”.
Y sinceramente, nosotros también. Una en urna, otra en cama.
Carl no se queda en lo superficial. Es un aliado firme del colectivo LGTBQ+, apoya la visibilidad y ha sido la voz de quienes quieren una política más abierta, diversa y menos rancia.
Vamos, el tipo de político que no solo firma leyes, sino también autógrafos en el Pride de Liverpool con el torso al aire y glitter en los pectorales.
Porque sí, queremos líderes que legislen, pero también que nos inspiren.
Y Carl tiene ese “sex appeal democrático” que mezcla poder, conciencia social y bíceps con derechos humanos.
Un concejal que no necesita corbata para convencer, solo un micro, una sonrisa y una foto más, por favor.
Carl Cashman no es solo un político bueno. Es el político bueno.
El que te hace creer que otro mundo es posible y que en ese mundo los plenos municipales se retransmiten en OnlyFans.