En un campo de Cuenca, durante un partido que debería haberse quedado simplemente en fútbol, Nacho Ruiz, jugador del Conquense, tuvo que enfrentarse a algo que ya no sorprende, pero que sigue oliendo a rancio: los insultos homófobos desde la grada. Lo que para muchos sería “lo de siempre” —esa frase tan peligrosa que normaliza lo intolerable— para Nacho fue el límite. Y decidió decir “basta”.

El incidente ocurrió durante el encuentro frente al Quintanar del Rey, cuando algunos aficionados comenzaron a lanzar gritos y comentarios cargados de homofobia. La situación escaló tanto que el árbitro se vio obligado a detener el partido, advirtiendo que, si continuaban los insultos, suspendería el encuentro. Ese gesto, poco habitual en categorías no profesionales, ya dejaba claro que lo que estaba pasando no tenía ninguna gracia.

Pero lo más importante ocurrió después. Nacho Ruiz declaró con firmeza que “esto no se puede normalizar”, señalando con valentía lo que demasiadas veces se silencia. No habló solo por él, sino por todos los jugadores, aficionados y personas que han soportado insultos de este tipo como si fueran parte del paisaje del deporte. Y no debería serlo.

El Quintanar del Rey condenó públicamente los hechos y anunció que tomará medidas para identificar y sancionar a los responsables. Un gesto necesario, pero que no resta mérito al paso que dio Nacho: alzar la voz allí donde más cuesta, donde el ruido de la grada pretende taparlo todo.

Desde Mr. Gay España, celebramos su valentía. Porque el fútbol es de todos, y solo avanza cuando alguien decide jugar su propio tiempo extra contra la intolerancia. Nacho nos recuerda que cada minuto cuenta, dentro y fuera del campo, para que el respeto sea siempre el que marque gol.