-Si se hizo hombre, ¿para qué estar con un hombre? Mi cabeza no lo entiende. Se supone que debería de estar con una mujer… si no ¿para qué se operó?

Este y otros muchos comentarios me llegan de forma casi diaria a través de las redes sociales. Pese a que mi primera reacción es negativa y ya no sorprendente, puedo llegar a empatizar con la desinformación que tiene la gente y que existe todavía en pleno Siglo XXI sobre estos temas.

Mi activismo como chico trans se remonta 5 años atrás, cuando llegué a Valencia dispuesto a descubrirme. Comencé como voluntario, pero casi sin saberlo estaba iniciándome en este mundo. Mi primer encuentro fue con el grupo Joven, de quiénes aprendí que todas las personas teníamos una mochila cargada de experiencias, vivencias, pensamientos, emociones…

A medida que iba creciendo como persona, iba fortaleciendo mis conocimientos acerca del Colectivo LGTBI+, y no solo en temática trans, si no de todas las letras como culturilla general. Esa amplia mirada me llevó a conocer meses más tarde al grupo de mayores de aquella asociación y entonces ocurrió algo.

Hubo un antes y un después al reencontrarme con ellos y escuchar con toda mi atención cada una de las palabras que salían de sus bocas. Todas ellas iban acompañadas de un gesto positivo, otras  veces negativos, unas veces una sonrisa y otras muchas una lágrima.

En ese momento entendí, lo importante que fue para esas personas el activismo y lo importante que sigue siendo hoy en día. Conocí, no solo el sacrificio y valentía de millones de personas por el simple hecho de ser o de querer, si no que estamos aquí hoy en día gracias a todos esos individuos con nombre y apellidos y a ellos les debemos, las leyes que a día de hoy podemos encontrar, al menos hablando de nuestro país. Reflexioné acerca de ello y es que las generaciones siguientes debemos seguir luchando por conseguir los derechos que necesitamos y sobre todo que no nos quiten lo que ya se ha construido. ¡Qué difícil fue aprobarlas pero qué rápidas pueden desaparecer!

Esa experiencia hizo que siguiera con más ganas mi andadura por el activismo, así pues mi implicación era total, hasta el punto de realizar las prácticas de la carrera con ellos. Así que me puse manos a la obra por descubrir y aprender de cada grupo: salud sexual, adolescentes, mayores, jóvenes, familias trans…

Tras acabar la carrera, volví a mi ciudad y conocí al que actualmente es mi pareja. Él conoce todas estas historietas de Valencia que le he ido contando, pero su adolescencia tampoco fue fácil. Así que me animó a hacernos Tiktok y Youtube  para poder visibilizar.

Yo llevaba muchos años visibilizando mi realidad, la de un chico Trans, pero esta vez sería a través de la plataforma digital. Pese a que al principio estaba reacio a esta idea, enseguida vi lo que podíamos llegar a ayudar por este medio.

Sigo realizando el mismo activismo pero de una manera diferente, por redes sociales.

En nuestras redes Zipyzap2, tenemos como objetivo visibilizar la realidad de un chico trans gay con un chico cis gay, además de todo lo que conlleva la transición y poner punto y final al hater lgtbfóbico.

Esta historia no acaba aquí, Carlos, mi pareja conocía mejor que yo este certamen, y fue él quien me animó a participar. Yo no estaba seguro puesto que no me veía en un certamen de belleza. No obstante, antes de decidir si me presentaba o no me puse a leer las bases del concurso, su historia, la misión, los valores… Me sentí muy identificado, ya que que luchaban por muchos objetivos sociales, así que no dudé en inscribirme y ver si tenía suerte para poder llevar esta realidad a más gente.

Cuando me dijeron que estaba seleccionado me hizo mucha ilusión, ya no solo como Allan, si no como persona trans. Poder dar voz muchas personas que por desgracia no pueden. Mi historia es solo una realidad más, mi objetivo es claro: las personas trans existen y pueden tener diferentes orientaciones sexuales. Una cosa es quiénes somos y otra muy diferente lo que nos gusta o atrae. Esta es la magia de la DIVERSIDAD.